Estás presente en todos los días de mi vida. Tu comunidad y tu familia te extrañan. Tus amigos te esperamos con el mejor ánimo para seguir la lucha incansable por lograr un mundo mejor. Tu ausencia me da más fuerza para seguir buscándote en cada rincón de esta tierra que te vio nacer. Te creo vivo, porque nunca creeré las mentiras históricas que construye el Estado mexicano para debilitarnos y golpearnos.

Despertaste a una generación de soñadores, nos diste valor para salir a buscarte y seguimos enfrentando a los monstruos asesinos de la oligarquía capitalistas neoliberal que gobierna este país. Escuadrones de la muerte, que continúan ocultándote y ahora no saben que inventar, porque cada mentira que sacan, es la evidencia del monstruo que devora nuestra libertad para reproducir la vida en forma distinta al capital.

Quisieron darnos el fuego como parte de una verdad histórica. Lo tomamos como bastón de mando para formar a nuestros hijos e hijas, para que pronto sean ellos quienes puedan continuar con estos pasos, con esta lucha y transformen su propia vida, basando su trabajo en la transparencia, en el respeto y el reconocimiento a todo lo que otros y ellas hacen.